martes, 7 de julio de 2009

Bajo la linea de la pobreza

Colegio politécnico educadora Elena Rojas
Departamento de Historia y Ciencias Sociales
Electivo: Ciencias Sociales y Realidad Nacional
Profesor: Rodrigo Magnere

Bajo la línea de la pobreza
Qué pasa, 4 de junio de 2000

Son 1.500 campamentos en todo Chile, forman parte de las 200 mil familias que viven con menos de $ 20.000 al mes, hacinados en casas de cartón o plástico; el proyecto "Mediaguas para el 2000" busca paliar en parte esta situación.
Vjatka Ostojic

Las calles de tierra se han transformado en barro tras las lluvias de los últimos días. Los niños corren y las nubes cubren al campamento El Cerro de Renca. Las casas de madera de 18 metros cuadrados se amontonan entre rejas mal construidas, excrementos de perros y caballos, árboles y basura. La ropa sucia y gastada de sus habitantes acusa la falta de higiene y un cable "hechizo" los conecta a la energía eléctrica, que podrá ser usada sólo hasta las 6 de la tarde. A esa hora ya está oscuro y, la "colgada" no da abasto y se viene abajo. Es necesario entonces recurrir a fogatas y velas. El agua es repartida por camiones cisterna de la municipalidad, que les entrega mil litros, tres veces por semana. Los baños son pozos sépticos de cuatro metros de profundidad, ubicados en el "patio trasero" de la mediagua.
En El Cerro viven casi 50 familias, organizadas desde marzo del año pasado, cuando decidieron tomarse los terrenos baldíos del faldeo. Ahora, son más de 400 personas que viven sin agua, sin luz, sin trabajo.
El frío del invierno se advierte en la piel curtida de los niños, el hambre impera y el almuerzo se compone de fideos cocidos; un paquete para seis personas. Orgullosa, Alejandra (30 años), madre de tres niños pequeños, muestra su nueva mediagua, entregada el 19 de abril. Es de 3 por 6 metros, los cuales sirven para acomodar las camas y el living comedor. Si a esos 18 metros cuadrados se le resta el espacio que ocupan los muebles, quedan entre ocho y 10 metros cuadrados para la convivencia.
Jorge, 39 años: "Nosotros llegamos el año pasado, aquí en el campamento somos puras familias grandes que nos vinimos, están los Galaz, los González, los Fernández y otras familias grandes. Esto empezó a principios del año pasado, cuando una familia dejó la casa que arrendaba en la población de abajo (Huamachuco 2) porque no tenían plata ni trabajo, de ahí no pasó nada de tiempo para que otras familias se vinieran también. Somos casi 500 ahora, casi 40 familias. La verdad es que aquí se aprende a ser solidario, con los vecinos somos todos amigos, nos ayudamos en lo que podemos. Yo soy el presidente del campamento, y lo que queremos es ingresar a Chile Barrio, para obtener los beneficios que significa estar incorporados a una institución, si no, tenemos que estar ilegal y para el país no existimos".
En Chile, hay actualmente 174.000 jefes de hogar indigentes y cerca de 500.000 bajo la línea de pobreza. Lo que, en términos formales,significa que medio millón de personas mantiene a sus familias con un ingreso inferior a los $ 40.000 mensuales y cerca de 200.000 "alimentan" a su grupo familiar con $ 19.997 o menos. En otras palabras, más de tres millones de personas son pobres y de éstas, 820 mil son indigentes. Su dignidad se ha esfumado y muchos se sumen en el alcoholismo, la delincuencia o la drogadicción para paliar sus frustraciones. Dentro del proyecto "Mediaguas en el 2000, un techo para Chile" se han construido, durante este año, 600 mediaguas, pero los recursos no alcanzan para cubrir las necesidades de todos. El hacinamiento, el mal olor y las pésimas condiciones higiénicas hacen peligrar la integridad física y espiritual de estas personas.
El actual proyecto es la continuación de uno anterior (2.000 mediaguas para el 2000), que comenzó con un grupo de jóvenes universitarios en 1997 y que logró construir, en tres años, 2.300 de estas habitaciones.
Claudio Seebach, director nacional del proyecto, invita a los jóvenes a participar: "La actitud sobre lo público, la conciencia social han ido creciendo en Chile. La dignidad del más pobre hay que reconocerla, no tener una actitud de 'lo que me sobra se lo doy', sino de involucrarnos y hacerlos participar. La sociedad civil es un actor fundamental en la solución de la pobreza". Este trabajo se enmarca en la celebración del Jubileo 2000, pero se declara abierto a la diversidad. La idea es llegar con mediaguas a la mayor cantidad de familias posible, hacer que cada región se haga cargo de su realidad y romper el círculo de desesperanza de la pobreza más cruda. "Cuando una persona está cesante y no tiene cómo alimentar a su familia, se sume en la tristeza, ya no dan ganas de hacer nada, todo es feo. Pero si a esa persona tú le das la posibilidad de acceder a una vivienda propia, por más chica que sea, le das un nuevo sentido a su vida", señala el padre Felipe Berríos S.J., miembro del Comité Ejecutivo del proyecto.
Ernesto, 49 años: "Nos cuesta mucho sobrevivir. En el otro campamento que estábamos, en el Mapocho, hubo una construcción de tubería muy profunda y, además, éramos como un lunar para el Parque (de los Reyes) porque se hermoseó, se puso bonito, se hicieron todos los arreglos para gente de otro nivel. Y nosotros somos mal mirados. Allá habían como 60 familias, como de cinco personas cada una. Después, a otros les salieron casas y a los que no les salieron nos trajeron para acá. Este campamento es tranquilo, aquí nos conocemos todos, somos amigos, el terreno es municipal y nosotros debemos ser el único campamento que tiene empalme y paga la luz. Tenemos tres empalmes en total, nos repartimos las cuentas. Yo estoy con mi libreta hace años juntando para tener mi casa, algo básico, no estoy pidiendo un departamento tremendamente fabuloso y grandioso, sólo lo básico. Pero como yo no soy formalmente casado, no me la dan nunca. Cuesta mucho vivir así. Pero aquí no hay ninguna ley que me prohíba tener mi casita. Yo pido apoyo, ayuda de la gente. Cada uno quiere tener una pieza, yo no pido nada que no sea un derecho propio mío".
Muchos de los campamentos son tomas ilegales que se han asentado en terrenos de poco valor económico, como basurales, laderas de cerros o canales. Es por esto que "Mediaguas en el 2000" busca no sólo mejorar las viviendas, sino desarrollar un espíritu solidario, reconociéndoles la dignidad a los pobres. "Nosotros no regalamos dignidad ni nada, pero les reconocemos dignidad a sus vidas", enfatiza Seebach.
El proyecto implica que, quien acceda a colaborar, compre una (o varias) mediaguas al Hogar de Cristo por $ 250.000 cada una (teléfonos: 7002700 y 702700). Luego, éste se las vende a $ 30.000 a los pobladores, lo que incentiva a las personas al ahorro, a luchar por conseguir algo propio. Después de entregar la mediagua,llevan adelante otros programas, como la capacitación con grupos de voluntarios que siguen trabajando en elcampamento y los ayudan para que hagan una junta de vecinos o para una libreta de ahorro para una vivienda definitiva.
Según estimaciones de "Mediaguas en el 2000", hoy existen casi 1.500 campamentos en Chile. "Ellos (Chile Barrio) catastraron a unas 500 mil personas, pero qué pasa con los otros, con la gente que está en calidad de allegada, los que aún viven en casas de cartón y plástico. La suma total es mucho mayor. Los programas de gobierno exigen una serie de requisitos, pero de qué sirve que gente que trabaje -por ejemplo- con caballos se vaya a vivir a una vivienda Serviu, si de los caballos vive. Hacer viviendas iguales para todos no parece ser la solución más efectiva, sino subsidiar una vivienda de acuerdo con sus necesidades concretas", comenta Juan Pedro Pinochet, gerente general del proyecto.
"Me llamo María y vivo acá hace seis años. Antes estaba en el río Mapocho. Tengo 43 años y 12 hijos, desde los 26 hasta tres años, pero no todos son hijos de verdad, yo me he quedado con los hijos de mi hermana y de mi hermano, pero los quiero a todos como si fueran míos. Todos venimos del Mapocho, al lado del Persa. Pero cuando hicieron el Parque de los Reyes nos veíamos mal ahí. Allá no había muchas piezas, no era una construcción, puros cartones y plásticos. Yo vivía con mis papás. Eramos 14 en mi casa, con nietos y todo. Ahora vivimos con lo que gana mi yerno y mi esposo. Es relativo cuánto ganan, de repente nada, de repente 3 mil. Mi marido tiene caballos que le sirven para su trabajo, es arenero y no podemos postular a una vivienda Serviu, no nos sirve. ¿Qué hago con los 12 niños metidos en esas dos piezas en un departamentito?, no cabemos; yo preferiría que me tocara un sitio, pelado, no me importa, pero así mi marido puede seguir con los caballos. Aquí todos mis niños van al colegio. Los colegios son gratis, pero la matrícula la pagué (cinco lucas por niño). Comemos porotos, fideos, lo que salga. Antes hacíamos una olla común, pero costaba 200 pesos diarios y al final nunca teníamos para pagar eso, entonces se acabó. Hoy, en mi casa hay papas cocidas para todos, nada más".
Algunos logran instalar pequeños quioscos al interior de la población o se dedican a la artesanía en alambre o a la albañilería. Pero la mayoría está cesante y se dedica a recoger arena o papel, que luego vende a grandes empresas, aunque las posibilidades de surgir se ahogan en la incapacidad de superar la pobreza del día a día.
Elena, 43 años.; "Yo puse el negocio el año pasado, en septiembre, pero me va más o menos no más, la cosa está mala; compro un kilo de pan y no lo vendo en el día, aquí las familias me compran de a dos o tres pancitos, los vendo a 50 pesos, gano dos pesos por pan y cada día hago seis o 10 pesos, después al otro día lo vendo frío, si la cosa está mala. Lo que más me compran son dulces, a cinco pesos, los niños. Yo estoy postulando a una mediagua, porque acá vivimos con mi marido y tres hijos; mi marido no trabaja en nada estable, puros pololitos, él es maestro de albañilería, pero no encuentra pega estable".

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